Friday, March 7, 2014

ADELANTO DE AUSTIN, TEXAS 1979 EN REVISTA SPECIMENS


En los últimos meses he publicado tres adelantos de la novela que publicaré en mayo. Es siempre difícil publicar avances de novela, ya que uno tiene que extirpar un fragmento e intentar que funcione fuera de su contexto natural, dentro del cual por supuesto adquiere otro sentido. Sin embargo, a pesar de ese riesgo, me gusta compartir avances. Pienso, además, que cada fragmento debería tener un valor en sí mismo. Espero haberlo conseguido. 

El primer avance salió publicado en julio del año pasado en Specimens-Mag, revista dirigida por Salvador Luis desde Miami. En ese momento la novela no tenía ni siquiera título (pensaba llamarla Cortocircuito, pero a nadie parecía gustarle el título y por eso empecé a pensar en otras opciones). Dejo aquí el enlace al texto completo en Specimens y un breve párrafo:
 


 
" ... Había conseguido un trabajo por Internet, una revista de libros que se hacía en Nueva York, en una oficina de Park Avenue que nunca llegué a conocer. Revisaba artículos aburridos a los que tenía que afinarle el estilo, y eso me permitía ejecutar lo que me daba cuenta se estaba convirtiendo en mi única necesidad real: pasarme la vida encerrado en casa. No ver a nadie, no hablar con nadie. Desaparecer completamente, sin más rastro que los emails que en Park Avenue recibían de mí, con los artículos mejorados, como si los recibieran de una máquina programada para cumplir diariamente con el objetivo que la justifica, una máquina a la que hay que depositarle una cantidad ínfima al mes para que siga funcionando, y no de un ser humano encerrado entre las paredes sucias de su habitación, sin más ánimo que el necesario para seguir respirando. Trabajaba en los artículos por las noches, muy tarde, a partir de las once o doce, y tres o cuatro o cinco horas después abría mi email, cargaba los archivos del día, apretaba el botón de enviar y me iba a dormir, sin satisfacción, sin orgullo. A veces pensaba que podía morirme ahí en mi cama, y que podría pasar mucho tiempo antes de que alguien llegara a enterarse. La certeza me estremecía con una mezcla de miedo y soberbia. Me quedaba largo rato pensando en esa posibilidad, en mi muerte solitaria, inadvertida acaso por varias semanas incluso por mis familiares más cercanos, y me quedaba dormido en posición fetal, abrazado a mi propio cuerpo, como si aún me quedara un vestigio de cariño no por mí mismo, que finalmente era ente desconocido, identidad esquiva, construcción artificial, sino por la menos cuestionable materialidad de mi cuerpo enflaquecido..."