Sunday, December 21, 2008

JOSE GUICH SOBRE LA LÍNEA EN MEDIO DEL CIELO


por José Guich Rodríguez


Las opciones narrativas del común de escritores noventeros -aquellos nacidos durante la década de 1970- parecían haberse saciado de malditismo estridente e ingenuo, sin mayores alcances estéticos ni placer por el riesgo. Ya había una saturación empalagosa de sustancias tóxicas, animales seccionados, piercings, sexo duro y grandulones que jugaban a ser los amos de su propio reino hedonista y disfuncional. De ese periodo quedan, naturalmente, pocas obras que se precien de un altar decoroso en los templos del sistema.

Francisco Ángeles Menacho ha sabido distanciarse con prudencia de semejantes mamotretos y propone otros frentes de batalla con su novela corta La línea en medio del cielo (Revuelta Editores, 2008). Formado en la Universidad de San Marcos, Ángeles ejerce el periodismo y la crítica en diversos medios, tanto físicos como virtuales. En tiempos recientes, animó el blog Porta9, uno de los más visitados y polémicos.

La apuesta de La línea en medio del cielo se nutre de ambigüedad. Es un mérito que la escritura del texto no se precipite en truculencias o densidades sólo para iniciados, a pesar de esa rara atmósfera de verdades a medias. A partir de tales premisas, Ángeles traza la historia de Ignat y Virginia, cuyas identidades son un misterio sin solución. La novela, en sí, se erige como enigma en cuanto a la realidad que viven los personajes; ella se intersecta permanentemente con lo irreal o con una sensación de que nada ha ocurrido: todo es ilusión o magma ficcional que busca su cauce. Las deudas con el Ricardo Piglia de Respiración artificial se anuncian sin pompa o cálculo efectista -otro logro del autor-. No obstante, aún es posible bruñir el fraseo y evitar breves descensos en el estilo que, en rasgos generales, cumple con sus objetivos de manera solvente.

Corren inéditas brisas en las novísima literatura peruana. Los jóvenes se animan a liquidar las manías estereotipadas. Y Ángeles aspira a ser eje de ese cambio. Es justo y necesario.

Publicado en el
diario Correo el domingo 21 de diciembre de 2008